miércoles, 30 de enero de 2019

Presionando mis vértebras


Con cada pulsar tuyo en las escamas
sobre mis vértebras
se derrama algo en la orilla
bocabajo era urgente tu labor
de digitopunturista
son mis bocas no canales
sino represas
que escupen hielos entre sus tablas
pero montada tú en mi región sacra
eres inmune a estas rocas bajo cero
delineas los tatuajes
en mis omóplatos
anticipas
el punto de algún roce entre dos nervios
su pánico que cruje (y no es el mío)
gotea y agradece en un fugaz
pero rapaz impulso
de mostrarte que aún tengo fuerzas
volteó enviando un beso
aplaudes y en la boca te he tatuado una sonrisa
misión completa pues tus dientes brillan
y aunque confío hoy más en ti
te esconderé siempre un secreto:

Este placebo tuyo fue en sus íes
lo suficientemente bello
para vencerme.

martes, 29 de enero de 2019

Aros de Saturno


Ella baja la escalera
como quien lleva un arma en cada brazo

Es tal su pausa que la escarcha le entreteje
una estela color plata de talones a los muslos y así ella
continúa su descenso en falda negra
que se abre en V al brotarle en la cadera

No puede ser consciente de lo que hace
ni nota que la orbita una serpiente que echa estrellas

Yo sé que canturrea los ecos de algún tema pop de aquellos que andan enjaulados, pero vivos en esos cajones de latón de la memoria. Criogenizados, vuelven de pronto como en una blanca pizarra acrílica. Ella tuvo que haberlos oído y luego escuchado y luego aprendido y luego amado por algún extraño apego a la música de otra era

Así siente ahora ella

Ella quiere danzarlo todo

ELLA QUIERE DANZAR LOS AROS DE SATURNO

Yo la espero quieto por supuesto

Yo por supuesto ya no puedo moverme

Dibujamos entonces con los dedos líneas sin arte en la humedad de la mampara junto al sofá donde los rastros de semillas de mostaza y el helado de frutos del bosque revelan que es un objeto nuestro, de la misma forma en que son nuestros:

a) los sueños lúcidos
b) las absurdas historias familiares
c) el tipear incoherencias cuando es muy tarde (o el día siguiente)
d) el subir y bajar las escaleras fingiendo no ser vistos con desnudez de selva ¡jugando el otro a espía que se come los dedos mientras calla y contiene la risa!

Hasta que en confluencia de calores o batalla por saber quién lleva la presión más alta, llegamos al abrazo volcánico que es demasiado largo como para el aire libre. Y tanta gente pasa. Y nos mira una señora discreta. Somos, después de tanto preámbulo, dos recién llegados que se encuentran en la intersección de las avenidas Aviación y San Borja Sur, cada quien más deseoso de regalar al otro una máscara de sonrisa que sea capaz luego de arrancarnos mutuamente una sonrisa verdadera.

lunes, 28 de enero de 2019

Congéneres


Me observan y aunque suelo
contemplarme el ombligo
lo siento
quiero perdones
por mi incapacidad de leer rostros
y movimientos
a duras penas el quebrarse
de un ojo junto al otro
me revela alguna vez
si hice algo malo.

domingo, 20 de enero de 2019

En pausa


01.EN INTRO
Una sola lengua con arco y llamarada
golpea la orilla en piedra
entonces no se trata
de una explosión solar ni de alto oleaje

Todos de vuelta a sus puestos de vigía
pues para el resto de la Tierra es falsa alarma

02.EN PAUSA
Tu aparición en verso
final en flashback de la fresa
fue un dandelión de esos que brotan
de la aridez completa de una estrella
que ya se ha muerto
como la luna humana seca en cáscara

Ante la mente ociosa sin embargo
nostálgica e hipocondríaca
de quien escribe pinta y canta
tu cuerpo encierra en su jaula
a ese inalterable dorian
que es la carne de cereza hundiéndose
en el vaso del milkshake helado
aquí en la mesa en el sillón donde inmóviles
es todo fruta

Sé que somos la semilla de algún roble
sin tallo y con tentáculas raíces
que se tocan y se palpan e intercambian
su piel de fahrenheits

Te beso los pómulos la frente y el cabello
-jamás la boca-
(lenguaje sordomudo de los labios y la lengua)
silencio de palabra y de salivas que termina
luego de la volcánica y el géiser
induciéndonos al sueño lúcido
en braille

Aunque deshecho nuestro abrazo cuando el tiempo nos alarma
ya la cereza y el milkshake van por tu tráquea
(¡pequeña gran victoria de la noche
me das orgullo!)

Ya sin flashbacks y a distancia por teléfono
cada uno en su cama repregunta
recontesta y se ríe
(son más útiles que nunca las anécdotas inútiles)
y espera a que el sagrario de las horas y semanas
en la capilla se abra
como un Mar Rojo
en pausa.

jueves, 17 de enero de 2019

La palabra en su complejidad autoconsciente


Por Julio Barco


Viajar como Cavero es deslindarnos del tedio -la psiquis bulliciosa, el infinito de los paisajes- para penetrar en el mar que somos.

Se comprende que necesariamente con la poesía uno se incendia. Y el infierno que se vive, es un viaje de ida y vuelta. Y es un viaje (un viento fresco estremeciendo tus sueños, según Verástegui) Vamos y venimos en los versos, golpeando el aire en su trance, buscando aquello que los simbolistas hace años llamaron: éxtasis. Aquel estado que nuestro filósofo Mario Iberico tradujo como encantamiento, o estado artístico.
Es así que, en tono trágico, llegamos saltando por el tiempo hasta la primera vanguardia nacional, y la voz chirriante, taciturna, loca, vacía, desmesurada de Martín Adán y su escrito a ciegas. El sueño y la palabra y la inexorable búsqueda poética. En el caso de Carlos Cavero (Lima, 1978)  con su nuevo poemario: Capturas de escafandra. A diferencia de Eguren que amaba los caminos inexplorados,  sigue los “pasos fijos” (1) Quizás por esto, el autor-ser-autoconciencia tiene la mirada de cirujano y su navío, más que una balsa o un barco ebrio, es una escafandra.
Armadura que, si bien nos introduce al fondo del mar, también es cuidado-útero-escudo.  Palabra y latido y símbolo: el proyecto de Carlos se torna entonces una acción meticulosa. Tras sumergirse y “gritar buscando auxilio en la calle”(2), la realidad – cuestiones, política, cotidianidad-se amplifica, problematizando, con lenguaje bruñido, sus propios límites. La voz del poeta no nace bajo la furia del delirio, o del encuentro de la verdad mayor desde la que cantar, o -en su defecto- de fórmulas que interrogan el juego del propio sujeto (como se viene cuestionando desde la poesía última universal: la capacidad de ser yo, de poder hablar, la capacidad del lenguaje de poder trazar sentido)  Como sugiere en el poema Secuela quien se “insemina despierto” (…) “jamás alcanzará a ver mis ojos” Lo que me hace reflexionar sobre la inseminación  despierta, camino de vuelta a ese no ser ya una voz poetizada, sino el mismo UNo, en su jaula. LO que también augura inquietantemente incertidumbre, digno – en síntesis- del camino que siguen los locos y poetas.
Ya en ese Mar HONDO -siguiente sección del libro- ( recuerden aquí el libro UN iceberg llamado poesía, con el que Pablo Guevara ganó hace años un COpé), ese Mar Adentro que también, en su pluralidad y complejidad es el ser (o el yo – “yo es otro” como atina RImbaud) vibra la mirada de un ser, un lienzo nítido instrospectivo, esa sutileza para bordar su voz en el espacio-tiempo del papel, mas que conectarse con la Tradición Nacional, manifiesta con certeza el desconcierto de sus ojos. EN ese Mar Adentro, repito, la psiquis bulliciosa, el infinito de los paisajes, el ojo humano son “argumentos estériles”
Las dos últimas secciones (Oxitocinas – ENdopaminas, hormonas que secreta el hipotálamo durante la relación sexual, el primero, y precursora de la adrenalina, el segundo) la poética gira y complejiza sobre todo los juegos humanos, entre lo biólogo es evidente y  los inevitables límites sobre nuestras propias perspectivas y las formas que asumimos o nos entendemos. EL juego de barro que somos, natural, atado como los árboles a la tierra húmeda, y el infinito de la complejidad a la que, gracias al lenguaje (dentro de la neocorteza-en el tercer cerebro) los humanos nos seguimos reflexionando, cuestionando, sintiendo. EL mar, esa aventura. Nosotros como ese mar. Y la palabra como la fotografía (¿capturas?) que persigue atrapar el instante, entre los desasosegados paisajes interiores, y el inevitable ondular de la vida. O como dice Cerati: como estalla mi alma. En fin, las aguas del mar vuelven agitadamente nuestros ojos al unívoco movimiento. Y la escafandra deja la tibia tierra.

Seremsa, 2018.
1. Del poema Autoperdón. Pág 28.
2. Del poema Invierno. Pág 12.

[Reseña de la revista literaria Lenguaje Perú]

martes, 15 de enero de 2019

Entrevista en ANP Radio


Gracias a Percy Taira y a Juan Mujica por esta gran conversación.

(A partir del minuto treinta y dos).

martes, 8 de enero de 2019

Hoja de rutina para la cáscara


Dormido pero en tacto con el piso y los paneles
es hora de ir por agua
y cuando ya es muy tarde y las tiendas de mi parque
están todas cerradas
dos llantas son los ganchos de mi Hámmelin
llevando mi columna que nunca dejó el sueño
por calles que son mías pero jamás recuerdo
la voz del GPS en su cantábrico arrullarse
quinientos metros más y hay que doblar hacia la izquierda
salir de la rotonda salir de la rotonda
yo creo que hay más luces amarillas y naranjas
señal de que la pista se termina
entonces mi celda de clásico usurero
vuelvo a apiñarme
de boca a la pantalla con su empolvar de días
será semanas meses años o decenios
¿o nunca la he encendido?

Espero
mientras el cabello
se derrama en la almohada
y la lumbalgia embiste
encierro entre las piernas la curva de una sábana
espero
sigo esperando y sueño
(y aprieto en este anhelo los párpados)
con perder la conciencia hasta otro día
que no será un mañana

porque lo sé:

en este estado
un mañana
no es otra cosa
que la réplica exacta de un hoy.

lunes, 7 de enero de 2019

La fruta



La fruta se exhibe en las palmas abiertas
como todos sabemos que es debido
mostrando al ojo escéptico
cada vena e hilo blanco entre sus músculos
apéndices
las ganas de morder se hacen a un lado
para coger las fibras y las cáscaras
llevar a casa entonces un puñado
ahogando los deseos de expulsar
sudor y vómito

Ésta es mi fruta
mango que con cáscara y pecas deja el rastro
de su crema amarillenta sobre colchas y almohadones
fresa que vence el rojo sin dejar
de henchirse dulce a cada labio
con la lengua y paladares aferrados
a la sangría de la tierra
callamos y engullimos con los rostros salpicados
nuestra fruta.

miércoles, 2 de enero de 2019

Intermitencia


Si comenzase algún día
a desaparecer en lentitud pero certeza
como por arte de cáncer en la cama
rasgaría solamente las cortinas
de la casa
las ropas
de dos o tres llorosos comensales
y los increparía por no alcanzarme el agua
luego sería
fotografía enmarcada en el silencio
de mi hija en su repisa
después de la anécdota jocosa
luego
desaparecería
veloz y con toda la certeza
que nos da el ciclo intermitente de la vida
y de las cosas.