en lo más hondo
de todo desierto
habita una gran sed
es nuestra Creadora
y así alineamos
ejércitos dispuestos
a pelear por migajas
de catarata o lluvia
somos repentinos generales
cada vez que se despliegan
en la arena
y se ensañan
los pies extraños
de alguna armada
con esa vehemencia
propia de terceros
sin rostro
ciegos
ignorantes de la guerra
turistas felices
con ocho horas de sueño
y las gargantas frescas