Solías acompañarme a tomar baños de Luna
Así sentías que la bruma era menos temible
Como si yo tuviese la fuerza como para defenderte
Tú decías que yo era así tu roca
Aunque jamás supiste lo asustado que estaba
Mirando las olas caer pesadamente
Sobre el cuerpo del mar
Un olor a sal y a cardumen hinchaba nuestros pulmones
Entre los ecos transparentes y amarillos de la costa
Adivinaste un número y sonreíste hermosa
Como siempre que adivinabas mis ideas
Y trasnochados entre las piedras cubiertas de musgo
Cantabas a Grecia
Cantabas a Roma
Admirábamos los elementos como si fuese la primera vez
Hijastros de las aguas
Inquilinos de las sombras
En esta hora decisiva en la que se forma un eclipse de sol
Me pregunto si sabrás quién soy
¿Y pues quién soy yo si no una máquina de infinita tristeza?