(en voz baja
te llamaré siempre
mi pequeña curadora de lienzos)
me jalas de los brazos y no entiendo
cómo puedes con mi peso
hoy disfrutas mi expresión de asombro
no permites preguntas
ni respuestas
solo golpeas y golpeas
hoy sé que en realidad vas a sanarme
arrodillada auscultas
las pendientes que he escondido
bajo hojas de filodendros
combustionando a salvo de tu vista
las barrí con el espanto de que alguna
te tragase los pasos
es la primera vez que irrumpes en mi casa
con esta carcajada tragándotelo todo
tan segura de tu cuerpo
has venido hoy armada y en el pecho quemas lumbre
eres otra
y bajo la cintura
la forma en que hoy caminas
me recuerda el quebrar de las figuras
heroicas de los libros:
los caballos
la avalancha
las aureolas boreales
hoy he aprendido que el amor y sus rezagos
pueden tomar a un muerto de los cabellos
y hacer que cante
tengo mucha
mucha vergüenza
de estos precipicios
que solo se llevan a los ciegos
los tristes y los necios
sobre todo cuando lloran
en silencio y a ojos secos
te pido que no mires y golpeas y golpeas
de verdad quieres llevarme entre tus brazos
al borde de cada risco
entre tus senos
cuidando mi cabeza
con la rabia en la cereza de tus labios que se muerden
blindada entera por la rabia
me muestras la fuerza de tus caderas
me muestras los dientes
me muestras que no existe
peligro alguno de rodar hacia la guerra
allá abajo donde ejércitos de plomo se derriten
sin escudos
te pregunto
si no sería más fácil empujarme
pero tú solo me absorbes y me estrujas
se contrae tu rostro con el ímpetu
me pides que te embista con todas mis fuerzas
(me pides también que llore
pero yo no recuerdo cómo)
hoy es martes y a las dos de la tarde
eres hermosa dormida
eres sibila
délfica
ya no estoy vacío
hoy he sentido que tú fuiste
la que ha entrado en mi cuerpo.