sábado, 25 de abril de 2020

Las desventajas


Desventajas
de creer en Dios / a la luz de una mampara:

Me sucede
cada vez que miro al cielo
abro el libro de las nubes con los párpados
las Escrituras / la estratosfera
sus páginas traslúcidas
mi patio
mi corazón de hastío
mi observatorio

Hay tres lunas en triángulo a la vista
y paciencia del impío
que prefiero no mirar / y sin embargo
tengo tres ojos
para gastarlos
en cada una

Las saludo con el brazo
Niñas Mías
mientras se queman del espanto en la belleza
mis tres pupilas

Si yo supiera / amigos míos
qué es lo que existe más allá en el espacio
¡sin duda saltaría!
pues ya estoy harto
de arrastrarme por la vida hecho retazos
de emoción sola

Qué es la esperanza al fin y al cabo
sino una forma extra
de sufrimiento

Grita el vértigo en mi oreja
el alarido / la incertidumbre
y es que son años invertidos
en el Génesis / la Vaca / los apócrifos
para abdicar con el bautizo
del telescopio
a favor del azar en los juegos giratorios
el vaivén de los cuerpos temblando
el calor de los labiales
repentinos
las anestesias banales
el plástico
los ríos

Ahora
me arrepiento
de no haber sido un estudiante como aquellos
cabizbajos
reyes futuros
de la Cuaresma
pues son ellos
quienes han heredado
finalmente
la Tierra

Cada vez que salgo a la calle
me siento
como un extraño que no entiende la lengua
de los nativos
andando con el paso consabido del hartazgo
y no quiero inspirar lástima
pero el tintero del hambre y la codicia
por inmerecidas absoluciones 
siempre dibuja íconos
de sangre
sobre mi frente.

viernes, 10 de abril de 2020

Tu prosa


Me gusta que tu prosa
todo lo ignore
bella
así desnuda narradora de puntillas
con las agujas del horario tan romas
cabalgarnos
a pie de página
aquí donde no llegan por goteo las letras
ni las trompetas
ni sus anuncios ancestrales de sapiencia
ni las estrellas que prometan
el nacimiento
de otro mesías

Tu humor es el de niños con el hambre
propio de los friajes y el teflón de un recipiente
adonde jamás llega la comida
sino el horror de los portales en aceite
hacia las calles tibias
allá donde las piernas se nos tuercen:
terreno extraño para ambos
para el amor de dos insomnes jinetes

Mientras tanto
continúa
el encierro
y en los pliegues de tu carne
por siempre
se expande el semen
son pampas
de tulipanes
en los sembríos
la promesa
de otra crisis
al agotarse el intercambio de ansiedades
se vuelve
maniobra única

Y ya no escribes
y yo también he dejado los pinceles

Somos el aparato de una plaga
que devora que escupe y convulsiona
cubriendo el cielo
para ser noche 

La prosa el aguijón los estertores
y este abanico en llamas con que tapas
mis genitales
no son más que merienda de hospitales
ahora que por fin nos aceptamos
como lisiados a la espera de otra venda 
que nos recoja del patio
que nos apriete los gatillos al sentarnos como lastres
sobre una cama

Sigamos Amor Mío segregando ante las voces
y los estetoscopios
todo tipo de sudores
mientras oímos
"mi paz os dejo"
tragando la saliva
porque después de estos pasillos
tan blancos
de la epidemia
nos hará falta
un nuevo brote.

jueves, 9 de abril de 2020

Una despedida que nunca lo es

Hoy ha llegado el día
de enterrar a todos tus muertos

(Toma una silla)

Las ventanas se rajan ante nuestra presencia
ya siento en la lengua Amiga Mía
el sabor de las naranjas antiguas
y me sorprendo al encontrarme una vez más
tiritando del cítrico

(Definitivamente
no he aprendido nada)

Hasta la alfombra trepa
las paredes en el haz de la sorpresa
que hoy sellamos
porque nadie necesita entre las manos
una peor bienvenida de vuelta
y aun así el decorado arremolina
monstruos rosados y verdes
para no dejar que nos posemos
sobre ellos
sin concedernos
el lenguetazo
de un castigo merecido

Toda nuestra casa se enciende
con el blanco ascéptico
de un mausoleo
apenas la tomamos por asalto
se vuelve góndola
y te pregunto en la puerta
si estás segura
no me contestas
solo me guías
mientras me sigues deslumbrando con memorias
al paso que saltean
las más quietas beatrices

(Habíamos sido tajantes
en no volver a reunirnos jamás
y aquí estamos nuevamente:
pelando la fruta en espirales
por la barca rumbo al centro
de nuestra Tierra
huyendo del espejo a doble cuerpo
al oeste de la cama
donde el teléfono jugaba a retratarnos
la desnudez y el labio
con su temblor de rama ligera 
pero ahora no tenemos las miradas campantes
ni el tiempo ya nos sobra
ni nos espera el aro fulminante de la calle
una vez que abandonemos este cuarto)

La canción de la lúcuma en los brazos
te ha vuelto insomne
de tanto sí bemol destemplado en la garganta
pulpa arenosa
y a pesar de eso
Niña Mía
adoraré por siempre
todos
tus tararareos
así vengan de la flauta
el violín
o el lamento de una boca cerrada

Hoy llevas los senos cubiertos de gajos
has querido mostrarte vanidosa
y hasta llevas los ojos pintados
de tonos nuevos
como si variaciones tan pequeñas
pudieran generar en mí
nuevos apegos o rechazos

(Es sin reproche alguno
que llegó el día justo a saludarnos
con pañuelo bordado
y llegó así la hora
de coger esta pala a cuatro manos
sudarla juntos con la baba del lobo
esconder las vísceras
y si el cansancio nos tumba
barrerlas
bajo la alfombra)

Personas
como nosotros
llevamos montadas
en los hombros
nuestras culpas
como caballos
y duele
pues los flashbacks son espuelas
que nos azuzan el paso
y hacen bailar nuestros pies sobre carbones
ardiendo

Se han ensañado
las incipientes sombras de los autos
que golpean la cortina

La mordida del tiempo en su jaula
nos hace girar en una rueda
y no existe cinturón que nos proteja
del zarandeo
del trastabillar a ojos cerrados
por no querer cortar el sueño
de estos servicios fúnebres

Entre la almohada
y el jugo de fresa
con leche
recordamos con el cuerpo
el deseo
que no tiene horarios
ni nombres
pero es un músculo que aprende
y repite por inercia
las tensiones
los temblores
la dureza
los sabores
las contracciones
y los azotes
que con el hueso impulsan
a borrar la inteligencia masajeando
cauterizando
los cortes

Enterramos los muertos y a la luz de las siete
el reencuentro termina
y te irás ignorando quién eres
cubierta de ceniza
y volveré a las pistas con un nudo en la garganta

Pero el cadáver
lo olvidamos adrede
al pie de algún arbusto
para tener pretexto
de alguna próxima sesión de pala y músculo
a ver si ahonda en la presión de los portales
a nuestro infierno
alguna marcha alegre
para venir de nuevo
a reencontrarnos.

martes, 7 de abril de 2020

Hay algo que no sabes

Hay algo que no sabes
sobre la ceguera
ella
pujando con su vientre de paloma
me fuerza a buscar hondo
aquí entre las costillas
hogares de saliva y uvas frescas
así como en la piedra
auscultan los vivos
el pulso los muertos
en su ansiedad por ojos que los miman
sin el latir de un pecho que los quema

Ser ciego es soñar poco

quedarse con los ojos bien abiertos
de cara a la montaña
y no abrazar jamás una mirada de reproche
ya sea la de un prójimo distante
en su glaucoma lúcido y disuelto
o la de un solo pez a medianoche
que salta sobre el agua sacudiendo
escamas del verano
para bucear de vuelta
tapándose los ojos
por pura inercia.

sábado, 4 de abril de 2020

Memoria en la laguna


A María Fernanda
la conocí muy tarde
y es que ella movía los minutos
como telas de araña
frescas
mientras nos estrujábamos
se balanceaban las fibras de la fruta
en el frasco de vidrio sellado que era su vientre
ella me mordía con su boca de araña
sumergía los colmillos
me bañaba en su antídoto
a paso de quien salta entre las piedras
como una niña en falda
y entre lagunas que salpican anestesias
yo era un anfibio
yo la amaba
con las branquias.

viernes, 3 de abril de 2020

El gran enlace



A la velocidad que permite la saliva
me sujetas con la voz alzada
adoras el teléfono apuntando hacia tu cara
mostrarme así los pómulos
el fondo de la calle
semáforos en verde que en esquinas de pantalla
pixelean luces

Estás aún en camino cuando vamos untando
a ojos aún abiertos
los brazos
las costillas
los talones
y en esta calistenia de esperanzas inmóviles
siento en los hombros el callar amenazante
de quien ya cerca de su última marcha
empuja un largo aliento
y frena ante mi puerta
en las piernas
revoluciones que se pelan como cáscara de fruta

Cada domingo nuestro es otra rosa en el cabello
invades mi casa
dejas la ropa por el piso
te gusta
echar atrás los hombros
y junto a la ventana donde cuelgan las llaves
eres mi cobra que se estira despejando los tendones
la lengua bífida
ausculta el aire
vigor calórico
ojos
boca
uñas en brillos estelares de montaña
en el ballet giratorio hacia el plafón rectancular
que nos permite
ver nuestros cuerpos

(Siempre pagaste una que otra consecuencia
de forzarte a ti misma
a despetar primero
esperando los regalos
que el sol cosecha
mientras mi ansia se destiempla

Es una hélice
un rotor
eres un boomerang lanzado hacia la aorta)

Ahora que han circunvalado pájaros negros
espiando nuestros pasos
mientras se cubren un ojo con el ala
vamos a quebrar el vidrio
y así a manera de soldados recluídos
tras apoyar en la siembra
a los desolados campesinos tras la guerra
morderemos el polvo húmedo
y nos diremos hasta luego
con las legañas
propias de un lunes.

jueves, 2 de abril de 2020

Cuando por fin vemos la orilla


Después de mucho escupir agua
me sigo ahogando
y tras el manto de un arrullo a doble mano
debo fingir a ratos que la calma
se sienta a dibujarme
un arco de sonrisa
aquí donde se queman las piedras porosas
el pulso de una sierra en pleno corte de faena
la letra roja que en el hierro se me junta
voraz con los tendones de mi espalda
mientras me arrastras
hacia la orilla
sin necesidad alguna de golpearme en la cara

(Esperaba

sin duda
ser rescatado)

Oculto los sarcomas

me muerdo el paladar mientras tus ojos
son amor y son colonia de baño
ovillo la lengua
pues quiero verte los muslos
quiero verte izada en tierra firme
así sea a media asta

Sé que también el verde de tu calma

es mentira de las blancas
la piel de una ballena que pretende
ocultar a Leviatán como un sol entre los dedos
que incluso en pleno traje salvavidas
tú quieres reventar de la desgracia
que nos tocó vivir en carne propia
que te muerdes la garganta
que te tragas la sangre como púas de estramonio
pero haremos felices a los astros peatones
que nos miran parpadeando
desde sus butacas

Iremos mintiéndonos de a gotas

mintiéndole también a la cámara
expertos en el tren de este espectáculo
siempre pisando el escenario
como quien baila

Te estiras hacia atrás y te me ondeas con la falda

volando a piez desnudos
rompemos la cuarta pared
con los ojos
en blanco
a ver si de tanto disimulo
vendrá por fin un día
el árbol de la acacia
ya lejos de la arena
y seremos niños
de pecho
entre su barro
y sus raíces.