jueves, 21 de marzo de 2024

Canción del bosque


Dejamos de ser juntos canción de la memoria
Quisimos ambos entonces
Vivir aquí y ahora
Dejamos de extrañarnos
Y entre pinos nos atrevimos
A pasar la noche a la intemperie
Sin miedo a las bestias que acechan
Desprevenidos venados

Fuimos entonces sombra para las criaturas
Más inocentes
La punta de una piadosa cadena alimenticia

Las noches rotundas las pasamos enhebrando hilos
Bordando como dos apacibles ancianas

Descubrí contigo el mundo de la artesanía
En tus manos vibraba la fe del espíritu
Todo aquello con alma era plasmado
Sobre la tela incólume
Que no por ser rústica perdía su inocencia

Así pasamos siete días siete noches
Derramando colores sobre aquellos nuevos lienzos

La carne devoramos como lobos hambrientos
No hay cueva que pueda negarse
A recibir nuestro arte y nuestros cuerpos

Hoy es día de fiesta en el bosque
Lo sé porque las aves festejan con sus cantos
Y tú yaces feliz en cama dormitando
Verás que este camino por más primitivo
Y duro que parezca a ojos extraños
Será miel de la vida y leche para el alma

Así en plena tormenta tendrás cómo beberlas
Y ya no habrá tifones en tus ojos ni en tu boca
Solo corrientes de aire con el olor de las gardenias
En nuestro sendero amado hacia el río
Y ya no habrá dolores que paralicen tu espalda
Y ya no habrá temores en tus pechos

Pasaremos la noche mirando
Caer la lluvia leve como pájaros que juegan
Saldremos entonces a recibir las gotas
Cargadas con el rubor de la tarde

La dulce vergüenza de estar desnudos
Nos invadirá enteros y ya no habrá promesas
De amor de desamor o condolencias
Pues juntos hemos llegado tan lejos
Tan solo alimentando nuestros cuerpos
Carne a carne en naturaleza muerta.

martes, 12 de marzo de 2024

El escalón


Desangelada
Pálida e inmóvil
Casi sangrante en el camino de piedras
Huiste de los sueños obsesivos de los peces
Para posarte en mi puerta
Con una mochila de jean
Érase entonces un verano
Que hacía arder las espaldas
Y con el mar compañero nos hicimos
Amantes de nadar y correr tabla
Cuántas veranos se hicieron automáticos
De pronto
Perdí la cuenta de las olas
Perdí la cuenta de los años
Lo que jamás perdí fue el relicario
Que un día pusiste entre mis manos
Cuando tuviste que partir de vuelta al mar
El lugar adonde realmente
Pertenecías
Tus peces amados te extrañaban
Más de lo que yo podía amarte
No me quejo
Me alegra haber servido
De escalón para tu vuelta a casa.

domingo, 10 de marzo de 2024

Agradezco mucho a Sarko Medina Hinojosa, editor del suplemento Cultura Viva del Diario Los Andes, donde ha publicado uno de mis poemas.