Hoy es martes y he visto un león famélico
Me desgarró por dentro como si fuese
Mi propio padre agonizando en la selva
Fue de esas lesiones que no requieren garras
Sino solo conectar su pronta muerte
Con nuestro dolor
Siento a los animales salvajes
Como amigos lejanos que envejecen
Y cuánto brío necesito ahora
Para recuperarme
Para mi paz y mi salud prefiero bestias
De esas que son aún colosales
En músculo y colmillos
Que puedan destrozar mi cuerpo
Como quien se divierte con un ciervo
Correteándolo y comiéndolo vivo
A veces
El dolor de ver morir a las fieras
Es tan intenso
Que no existe cuerpo de mujer que me apacigüe
¡Cuánta falta me hacen mis muertos!
Nuestras vidas atan y desatan en un túnel
Contaminándose de plomo y anihidrido carbónico
Sangre sudor y todo tipo de fluidos
Dicen
Que ningún perdedor acepta su derrota
Mientras conserve el ímpetu de vida en ambos ojos
Y en el pecho
Sin embargo
Los leones agonizantes solo dejan de arrastrarse
Ellos ya han aceptado su destino
En sus fauces ahora grises con apenas dos colmillos
Hoy
Nos llega el canto silencioso de las bestias
Que es la mezcla entre quejidos de una cría
(La vuelta a la semilla)
Y el ansia por que todo se detenga
Que ya el dolor se acabe en sus costillas
Como se acaban los amores humanos
Civilizadamente abruptos
Pero salvajes.