domingo, 16 de abril de 2017

Ya llega el invierno



El quedarse dormido llega
jugando entre dos ruedas
y al espaciar callada te desiertas
aunque húmeda en raiz
sin arena

Aquellos desiertos navego
en comezón y calma de niños
sin arenas tú y yo endulcorantes
en habitación y cochera
con húmeda raiz comprometida
en tu vestido de mamá anhelante
yo en ascensores y mesuarios
en la puerta

Cada labio levantas
acrofobia que besa irrepetible
dolor crónico que junta
horror al vacío en euforias
adoro aquellos pasos
que al acercarte pinzas
adoro que hayas aprendido
a llorar de nuevo

¿La buena noticia?
Ya llega el invierno.

jueves, 13 de abril de 2017

Introducción



Hoy es domingo 02 de abril de 2017. En unos años el diecisiete sonará a reliquia y me pregunto si el dos mil encontrará los oídos u ojos de alguien como testigos. A nada se parece despertarse a las cuatro y catorce de la mañana y descifrar la habitación mientras el efecto narcótico del sueño expande ligeros espasmos por mis extremidades. ¿Cuál es el sentido de escribir un diario? ¿qué tal si termina siendo una novela, tal como suele suceder cuando comienzo un cuento?

Era todo muy sencillo a los seis, a los ocho y a los doce años. Conocía muy bien la estructura de un diario, una novela y un cuento porque había leído demasiados de cada uno en mi naturaleza de eufórico bibliotecario. Aprender mucho y conocer muchas personas va erosionando la propia naturaleza, aunque más que erosión es un cubrir con capas tóxicas. Óxido, moho y acero templado: gracias, mundo exterior por tu inapreciable regalo.

Hubiese continuado eufórico tras la escafandra de no ser porque el roce de seres ajenos e inevitables arrebató tiempo y espacio a la gran colección de libros de papá y a los grandes placeres de mis seis, ocho y doce años.