Tú
que andas acaso
lo suficientemente cerca
como para oír un ladrido
enreda esta carta entre tus piernas
mientras corres
yo fingiré perseguirte
haré que mis dientes brillen
como colmillos
aunque sean aún de leche
no correrás tú
peligro alguno:
Bajar de los árboles
jamás fue tan difícil
para los hermanos de carne
aquellos que posamos un pie después del otro
cuesta arriba
y fuimos confundidos desde abajo
con los dioses
o gladiadores
siendo simples mortales
alfeñiques macho y hembra sin mayores libertades
que el anónimo desfogue
y el correr alucinados por los parques
mordiéndonos la vergüenza
de estar desnudos como reyes timados
por el ingenio del padre de nuestros padres
y así como temblamos
hoy me sujeto
quisiera ser más águila algún simio o un insecto
para hincar las hojas
y no caerme
Pero
si caemos
lo haremos juntos
(A veces me he sentido tan cobarde
por el ansia de salvar mis propios huesos
que olvidé desearte el mismo beneficio
la transmutación soñada
mientras abajo
el vacío de millones de cabezas
nos aplaude).