comenzó una boca durante el primer éxodo
a llenar de pintura la sala el dormitorio
y el balcón de un solo techo
que recuerdo hoy tan claro
como si tuviera el yeso
el concreto y sus colores de pastel
entre mi manos
se aprieta la memoria y se disuelve
entre los dedos agotando
la campana del tiempo
hoy te cargo Ciudad y me pesas como nunca
en tu vehemencia márcame los hombros
eres un animal que se consume
de pavor fuego
mientras
pasado y presente decoloran
futuros igual de olvidables