lunes, 11 de febrero de 2019

Pregunta y acuarelas


Ante la constante pregunta
con voces que intercalan el dormir con el jadeo
miro de frente y las respuestas nunca encajan de mañana
hebras de soles que entrecruzan en naranjas esta celda
me ciegan
(tú estás del lado donde el sol jamás te alcanza los ojos)
en tu curiosidad de hombros desnudos
los pechos contra el lienzo
de algodón que es esta yoga mat
distrayendo mi atención entre tus pecas y los huesos
de esos omóplatos
(prefiero por eso interrogantes nocturnas
o diurnas tapándome los ojos)
sigues preguntando ¿por qué me amas?
quién diría que un amante de placeres
básicos por encima de los outdoors
puentes colgantes ríos tickets malecones y escaladas
sería incapaz de responder las cinco sílabas
de este buenos días bajo la punta de lanza de una carpa

Te amo y el dolor de esa suerte de discapacidad matutina para las afirmaciones simples me llena de culpa la frente, la garganta, y finalmente, el cuerpo entero, inundándome de pánico escénico mientras te endulzas contra mí en otro intento de escuchar explicaciones a la altura de tu devoción por las letras o de la habilidad que crees ver en mí para definir lo indefinible ¡Con cuántas decepciones te habré ya coronado en mi mutismo fuera de página!

En mis palabras habladas jamás encuentras certezas, solo dudas cuando sientes que los regalos más sencillos que tu ansiedad reclama -yo con mi ADICCIÓN A LAS CARICIAS, tú con aquella fijación por las respuestas rápidas y claras-, entonces cae la noche nuevamente sobre el techo triangular y no podemos vernos, tus hombros se hallan fríos, eres un cadáver a quien el silencio encendió COMO UNA PIRA funeraria. Y yo contigo siento que ADOLEZCO, se trenza así la pregunta, se cae de madura la respuesta en la hoja en blanco al llegar a la ciudad donde una laptop en la cama calla el RUIDO de la carretera y me hace olvidarlo. Aunque sé los tres motivos, sigo siendo incapaz de pronunciarlos o escribirlos. Apenas pude pintarlos en acuarelas y los guardo para una fecha anónima en que se hallen completamente secos -con los colores muy vivos- y seas tú capaz de aceptar una respuesta pictórica si es que todavía ESTE personaje que imaginaste sigue siendo tu compañía y la corona de desengaños no se ha vuelto demasiado pesada como para seguir soportándola. Entonces, te regalaré este cuadro.