sábado, 17 de noviembre de 2018

Magaly


A veces
sitúo las planchas de acero y abanico
que me dejaste
como quien reconstruye un muñeco de nieve
ya devuelto al agua sobre el fango
me permito
buceando en almohadones
a solas un quejido que es de flama
azul como de hornilla
pues no quiero más memoria en los cajones
que dé en el blanco apenas
pudiendo esquivar ropas
sabiendo mirar hacia otro lado
mientras que en nuestra carne
suceden los minutos que no esperan
relojes impasibles enhebrados
en nuestros cuerpos
y yo quiero volver a inventar juegos
con las venas en las palmas de tus manos
sin quejidos que nos rompan
el silencio.