martes, 18 de febrero de 2020

Mi Avispa


de cabellos muy largos
y torso frágil
yo la llamaba Mi Avispa
ella adoraba dormir mientras el monstruo
se retorcía en maromas
salíamos a veces con escudos bien puestos
sobre las cabezas como paraguas
ella tenía pánico al granizo
y así llegábamos
a sentarnos a una mesa y pedíamos
jugo de naranja
nuestra pequeña gran victoria del día
que solía ser la única
Mi Avispa se perdió un mayo grisáceo
y toda la ciudad se hizo su cómplice
ella logró mimetizarse
se fue porque logró sanar
y comencé a estorbarla
finalmente
siempre quedamos solos
los escudos
el jugo de naranja
el monstruo
y yo