viernes, 5 de abril de 2019

El dragón


Si todas
las circunstancias
se apilan de abanico y punzan
mi sien con la firmeza del asfalto
soy todo oídos
aunque sea lo último
que espero lograr en el proceso
o lo que jamás desearía
para algún antagonista que merezca
realmente el saturar de los sentidos

Me plazco
de callar ante aluviones de semáforos
volúmenes enteros
que el fuego vuelve Alejandrías
conteniendo el decibel la náusea y piedras
que a su paso
arroja este dragón echando baba
por los ojos
sacudiéndose las vísceras y el asco
contra mi pecho

Una vez que se ha marchado
de mí
yo estoy
aparentemente intacto
sobre la sábana el teclado va a mis brazos
(sabe que no puedo ya moverme)
no existe el arte en estas letras sino un pliego
de reclamos
son tantos los sujetos predicados y figuras
que no caben completos

La misión es desarticularlos
entonces tengo
que cortar
en tiras como carne de pez recién abierto
hacer que se dibujen en cada pieza rota
encajando
que agraden al oído
para atenuar la estela
de fracturas y tumores que a su paso
mi dragón deja.