Casi diez de la mañana y a aquel parque vacío
entré oliendo aquellas hojas que apodarías más tarde
"florecitas encubiertas" por hacer irrespirable
desde su mutismo verde
nuestro espacio de desove
Te cargaba luego en andas con mis pies de puntillas
Princesa Primaveral de cada setiembre ralo
desfilabas con los gestos que a punta de imitación
lograste perfeccionar
al extremo de la inercia
Pero hoy te desnudas de estos
y se muere toda copia
dejarás fuera los lentes la mochila y los zapatos
pues al volver los jardines a su reina predilecta
te cubrirán de fango.