Las oraciones no acabadas
suerte de propio idioma
se hicieron rutina tanto
cara a cara como al texto
tal vez reflejo de sueño cortado
en un lugar esquivo
como desierto
Mullidos en las aguas sin piso
de nuestra casa
bajar la guardia trajo con su inercia
un lenguaje anestésico
sopor de lengua en sorpresa
que derrumbó las ansias de buscarla
aserrándonos el hielo bajo las piernas
No fue sino al rebote de los años
que reparé en su causa:
nos habíamos acostumbrado tanto
a vivir sin dolores
que desaparecieron las memorias
y en el pie nos disparábamos
ya sin reacciones.