La memoria y los segundos
alfileres giratorios que empuñamos
para encalar el tiempo
nos huyen de atrapasoles
y en el ansia cobran vuelo hacia quién sabe
dónde
porque huyendo son eternos
como todo lo que flota y no es humano
se agigantan
levantándose en altares que a los hombres
de la tierra congregan
y en el agua las mujeres ahuyentan
pero azuzan.