Recorriendo este descenso vamos amplios
en percepción y sin temor a interrupciones
pues a pesar de andar cayendo
es una cápsula de paz que no adultera
nuestro ansiado alimento
cuya infrecuente deglución nos da la vida
Nuestros sentidos se abren placenteros
sin consecuencias
aquí y ahora en este túnel que nos seda
con su analgésico hombro de lamentos
donde cabemos ambos bienvenidos
huéspedes predilectos.