Ella tenía el cabello ensortijado y furioso
Ojos alucinados cada vez que la mañana ácida
La sorprendía en su afán de despertar a los muertos
Encantada como un bosque caminaba muy erguida
Dando una segunda vida a los cadáveres que dejaba el alba
Así abandonaba tras ella una estela de aves vivas
Ardillas liebres arañas y libélulas
Bendecidas con el don de un soplido más de tierra
Mientras yo escondido la observaba
Tragarse las aguas turbias de los ríos y los lagos
Atreviéndose a ser luz en esta Era de Oscuridades
Oh Amor de la Tierra tú partiste un día de enero
Hacia nuevos horizontes cálidos de lumbre
Nadie puede asegurar exactamente adónde fuiste
Pero yo puedo leerte
Sé que te escabulliste tras algún muelle
Como aquellos que observábamos desde nuestra toalla en la arena
Cuando aún no se manifestaba en ti
Aquel poder que solo los seres desencarnados ostentan
Y así fue que tu boca tus pechos tus piernas
Tu vientre pálido y tu talón de Aquiles
Pasaron del contacto piel con piel
A una forma más airosa
Al toque de la carne con el fuego
Como aquel del Infierno o de la lava victoriosa sobre un pueblo destruido
Yo seguiré cantándote aunque no puedas oírme
Mujer de Amor las olas entre las que jugábamos absortos
Hoy me acarician y son dulces pétalos de girasoles celestes
Emulando tus manos tu vientre y tu cabello
Los atesoraré siempre como los niños aman
Los pechos de sus madres
Y ahora
Te manifiestas al pie de mi cama como una paloma ardiendo
Hágase en mí según tu palabra.