Dueña de todo tipo de vendavales
No eres más que hijastra de la naturaleza
Aunque tus manos enredadas de espinas
Se rehúsen a admitirlo
Tus manos con bocas de dragones que vomitan estrellas
Tu madre es quien corona de hielo los nevados
Es quien cubre con océanos los vientres de la Tierra
Y la odias y la amas y la niegas tres veces
Me pregunto
Cuántas tormentas
Habrán hecho volar el techo de tu casa
Cuántas tormentas
Habrán derrumbado los árboles de tu patio
Cuántos sustos ahogados les debes a los vientos
Al agua
A lo rayos
Al lodo que vuela entre los postes aún en pie
Cuántos abortos
Y tú me dices que no temes a nada
Que nada te duele
Que el odio y el temor son compañeros de la muerte
Que no morirás nunca mientras permanezcas
Indiferente a los miedos y rencores y dolores
Me resulta sin embargo tan difícil creerte
Eres hijastra y eres niña y eres grande
Y aunque tus curtidas manos
Estén enredadas de espinas
Yo sé que la muerte sí te acecha:
La que puedes inflingirte por tu propia mano.