I
Nunca supe qué día
será mañana
es muy largo y anclado el hoy de siempre
sus proyecciones apenas nos alcanzan
para juntar los dedos
así como los niños pequeños estiman
cuánto dura la euforia
y el reloj de arena
va llenándose de agua
gota salada y flujo
porque será mañana seguramente
un arrastre en alas y en aletas
sobre la carretera
escondido
así como los niños pequeños imaginan
el castigo tras aventurarse
donde jamás debieron.
II
Abriremos la puerta poco a poco
que no hay prisa donde ya ha sido vertida
la impaciencia
hasta templar el propio acero
de su espera bajo el brazo
de una palmera
Ya en la casa
a ventanas cerradas el humor de la costa
irá punzándonos las sienes
hasta traer de vuelta todo el imaginario
con sus encajes y azúcares
de siempre.