domingo, 2 de febrero de 2020

Mi testigo


Se columpiaba
voraz pero misántropa
célula que en sí misma
paría multitudes de cabezas
rosarios de palabras en círculos concéntricos
así era su batalla
mientras que las caricias en sus piernas
y su mutismo
actuaban
como el autoconsuelo perfecto
para sus idas y venidas
sentada en el vaivén
como un guardián felino entre las rosas
testigo de las seis de la mañana.