Toda recreación de los hechos
actuará como un escudo de latón
para empararnos
cuando aventemos
cada uno desde extremos en el lienzo
el eolo de nuestros intercambios
aunque siempre con hierro en la actitud
Estos reflejos de nuestras propias
figuras eternas
son aparición y así mimados
entre seseos de cortina y pincelazos
nos siguen dando de comer
porque no hay freno a estas invocaciones
que siempre nos devuelven a la mesa.