viernes, 6 de diciembre de 2019

Amianto y pavimento


Para mi única brújula

Tuvimos el gran atrevimiento
de lanzarnos a vivir estos enredos salivados
en amianto y pavimento
como los viven las personas normales
hasta que la jornada con sus noches bocarriba
nos redujo a andar postrados y en esguince
ante quienes no se agotan
con ocho horas de trabajo

Nos restregaron en las caras como lija
todo aquello que en estoico mutuo arrastre
pudimos remedar de los impuros y gentiles
allí fuimos los dos siempre dolientes:
cerebros que se azotan con sus propios pensamientos

El asombro amoroso nos quebró en partes iguales
ambos media luna como lobos
porque anoche que enredaba en ti las piernas
penetrando de costado (una mano en tu pecho)
no supimos ya de especie en esta pálida

Sentimos ciego el movimiento en las esquinas
de la boca y en la pelvis (acaso
también en las mordidas de quienes ya están muertos
pero con rosas frescas en el pelo y las caderas)
eyaculando recibiendo imaginando un nacimiento
fuera del cepo y de los ecos que nos lanzan
hasta hoy el amianto y pavimento.