Jamás las mandarinas fueron tan dulces
lo sé luego haberte biselado
con hambre de reposo
cinceles en sudor a los costados
aunque espontáneo
unté de tu paleta
el cítrico y el dulce en cada gajo
dentro más sabores que enseguida
convirtieron
los nuncas antes en memorias que se palpan
así en mi boca
mordimos ambos
nos ofrecimos
una temporada más de siembra
nuevos recuerdos
experimentos
de sueño y roca.