domingo, 10 de marzo de 2019

Después de Thánatos


Nuevamente y en receso
una flota de calíopes vientre blanco
me arrojó uno de sus frescos eslabones en la cara

(Yo en el parir de la isla no conozco de cadenas
aunque sean hermosas yo en perenne falocracia
tú gastándote las muelas contra el Thánatos)

Así hundidos en parálisis de sueño
cada crisis abordábamos en cualquiera de mis costas
la barca de Virgilio (aunque tú eras un ave)

Me voy ahora con las plumas tus alas en brote
y la llave de tu cuarto en la mejilla
para ocultar las cerraduras que me impulsan
                      a buscar siempre una cadena.